El prácticum supone una de las materias más relevantes en el currículo de las titulaciones universitarias. Su contribución en la formación del futuro profesional es un hecho ampliamente reconocido. Cabe preguntarse si la mera existencia de esta materia y la estancia de los estudiantes en los centros de prácticas, es suficiente o existen factores que contribuyen a asegurar su completo valor formativo.
El objetivo de esta Jornada es aproximarnos a estos factores a través de las contribuciones de académicos y profesionales. Uno de ellos es el diseño del modelo formativo y los elementos que lo definen. Analizaremos los rasgos que definen los contextos de experiencia y la creación de espacios de reflexión y construcción de la identidad profesional (Mauri et al., 2021; García-Vargas, 2022, Martín-Cuadrado et al., 2022). Abordaremos papel de los agentes tutoriales (académicos y profesionales) como acompañantes, orientadores o mentores, sin cuya intervención no se desarrollarán ni consolidarán los procesos de aprendizaje. Nos detendremos también en indicadores referidos a la tarea tutorial menos analizados como la experiencia de los tutores, la formación adecuada para ser tutores, la motivación hacia la tarea, o las recompensas intrínsecas y extrínsecas por su labor, etc. (Cid et al., 2011; Martín-Cuadrado, 2023).
Otro factor de impacto es la institución acogedora (características que la definen como entidades de prácticas de calidad). En el caso español, Valle y Manso (2011) recogen las propuestas elaboradas para la selección de buenos centros de prácticas por parte de las administraciones educativas y las universidades en el nivel de la enseñanza secundaria. La cuestión es el grado de transferencia de esta información a otras titulaciones.
Se pueden enumerar otros elementos para el debate, como la clásica recomendación de buscar espacios de comunicación y colaboración entre universidad y empresa. Las prácticas no es un tema que atañe, de forma exclusiva, a los centros universitarios, es un proyecto común entre las dos instituciones. Y, ambas deben sentirse protagonistas responsables, y planificar teniendo en cuenta una meta, la formación de calidad del estudiante (Zabalza, 2013; Martín-Cuadrado et al., 2022).
Terminaremos reconociendo todos estos factores como contribuciones a un prácticum de calidad, guiándonos del trabajo de Egido y López (2016) realizado sobre el prácticum en magisterio donde recogen estos elementos y aportan otros, centrados en las diferentes fases que definen un prácticum de calidad: planificación, desarrollo y evaluación.
En las Jornadas que se proponen desde el Grupo de Innovación Docente, Prácticas Profesionales (GID PiP) de UNED se abre un, espacio para el debate y la reflexión durante tres días (29-31 de octubre). Invitamos a consultar el programa de los tres días y animamos a presentar comunicaciones en torno a investigaciones educativas realizadas o/y experiencias realizadas.
Información sobre las I Jornadas Internacionales de Innovación Docente. El Prácticum en los títulos universitarios, elementos que potencian su valor formativo
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